Nunca fuite como el emparrado de mi patio
tu cuerpo olía a hollín
y tus manos pudrían los entornos.
A pesar de todo
dejé creceer una flor de sentimiento en tus rincones.
pero el tiempo y tus decires la inquietaron.
Huyó hacia mi cabaña de bosque
donde habita el Cosmos
y nos llega el mensaje.
junto a las hierbas de cordura
que todas las mañanas acuden
a bendecir el comienzo.
Gracias doy y gracias mantengo
por la ventura de perderte.